La importancia de hacerlo
correctamente
La modalidad de comunicación actual hace que todos recurramos cada vez más a la vía escrita para comunicarnos. Los correos electrónicos y las redes sociales son el ejemplo más común, es cada vez más frecuente leer todo tipo de textos que no llegan a un nivel de redacción aceptable, no sólo porque tienen faltas de ortografía, gramática y puntuación, sino también porque que dejan mucho qué desear en cuanto a coherencia y organización de los contenidos.
La importancia de saber escribir correctamente es, en primera, por ser
nuestra carta de presentación, sobre todo si alguien no nos conoce y sólo tiene
nuestra producción escrita para hacerse una idea de nosotros. Si escribimos de
modo confuso, sin fijarnos en la coherencia del texto y sin habernos molestado
en corregir las faltas, no sólo no lograremos transmitir claramente el mensaje
que deseamos, sino que daremos la impresión de ser una persona con ideas
poco claras y no muy cuidadosa en su trabajo.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que el objetivo de un texto
es comunicar algo del modo más claro posible. Las normas establecidas, aunque a
veces parezcan difíciles, arbitrarias o innecesarias, están para contribuir a
que nos entendamos unos con otros. Todos conocemos ejemplos de comas que pueden
cambiar el sentido de una frase, algo tan común, como un texto mal puntuado,
por ejemplo, puede dar lugar a equivocaciones de gran magnitud.
Así que si deseas mejorar tus habilidades escritas, a continuación te proporcionamos
algunos puntos a tomar en cuenta para aprender a redactar lo más claro posible.
Características básicas de un texto
Un
factor decisivo para poder comunicarnos correctamente de manera escrita son el
destino del mensaje, el propósito de éste y la clase de auditorio o receptor al
que va dirigido; así como una adecuada selección del léxico que se va a
utilizar, lo cual no sólo permitirá lograr precisión, sino que comunicará
claramente las ideas que deseamos transmitir.
Al elegir las palabras que vamos a emplear
en un escrito, deben tomarse en cuenta tres factores principales:
- El tema a tratar.
- El o los destinatarios.
- La intención y situación comunicativa.
Verificando
también que tengan tres propiedades fundamentales:
- Precisión (emplear las palabras
correctas).
- Variedad (utilizar amplio vocabulario).
- Adecuación (definir palabras técnicas o desconocidas para el lector).
Es
decir, si lo que se va a redactar es una noticia, será necesario hacer una
búsqueda de las palabras o de los términos especializados que se van a emplear
en el tema, para así adecuar el léxico a los destinatarios y al tipo de texto; o
sea, que si estás escribiendo para un lector no especializado en la materia,
habrá que explicarle el significado de ciertas palabras, abreviaciones o
términos, sin olvidar lo conveniente de variar las palabras para no ser repetitivos (empleo de
sinónimos).
Ya
concluida la redacción del texto o documento en cuestión, es fundamental llevar a cabo una revisión final, con lo cual se podrá
checar que contenga una correcta cohesión (unión y relación de sus diferentes
partes), coherencia (que la organización y estructura de la información sean
pertinentes), así como una correcta
ortografía (incluyendo signos de puntuación), sin la cual el propio sentido
del texto podría cambiar por completo.
Cómo empezar a redactar
Es
importante recordar que el proceso de escritura en general, es el acopio de información y ordenación de las ideas, expresando pensamientos y conceptos en composiciones coherentes y
creativas, con una introducción (inicio),
un desarrollo (cuerpo) y una conclusión
(cierre).
Para realizar
el acopio de la información a tratar, primero es necesario recopilarla de una o
varias fuentes, según sea el caso, o llevar a cabo una investigación más profunda
mediante extracción de números, datos, porcentajes, encuestas, entrevistas,
etc., para ya teniendo a la mano la información general, podamos extraer el
contenido específico que requerimos transmitir en el texto.
Jerarquía y orden de ideas
Para
dar jerarquía y orden a los datos que queremos plasmar en el texto, es
fundamental responder a las premisas básicas qué, quién, cómo, cuándo, dónde, por qué… para así poder ordenar
las ideas y párrafos de nuestro texto conforme a la importancia de lo que requerimos
transmitir. Teniendo contestadas estas premisas, podremos dar orden a las ideas
que ya tenemos, de acuerdo a la prioridad de lectura que queremos darle, proporcionándole
legibilidad e intención comunicativa al contenido final, sin olvidar a quién va
dirigido.
En general, redactar un buen texto conlleva dedicación. Hay personas
que cuentan con entrenamiento y conocimientos suficientes como para escribir un
texto más especializado. Pero para los que redactan textos más cotidianos, como
los correos electrónicos, sería bueno tener una disciplina de autocorrección,
como revisar los textos una vez escritos y, en caso de dudas, recurrir a
fuentes de referencia (diccionarios, manuales de normativa, etc.). Esto no sólo
mejorará la calidad de ese texto en particular, sino que poco a poco
contribuirá a mejorar el nivel general de nuestra redacción.
Así que ya no es necesario sentirse mal por no saber escribir
correctamente. Como ocurre con cualquier habilidad, a través de estudio,
práctica y capacidad de autocrítica, podemos mejorar. ¡Sólo hay que tener
interés y buena disposición!
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