martes, 23 de junio de 2015

La importancia de conocer sobre la Segunda Guerra Mundial, aun cuando no tenga que ver con la profesión en la que nos desempeñamos…


Por Orlando Ruedas Barajas
Estudiante de la Licenciatura de Derecho
Universidad Humanitas, Campus Del Valle


A lo largo del siglo XX y hasta nuestros días, diferentes estudiosos han explorado a fondo cada uno de los aspectos que rodearon este evento histórico sin precedentes, de tan marcada relevancia que actualmente sigue influyendo directamente en la organización política, social y jurídica de cada país.

Pero, ¿por qué es importante conocer del tema, aun cuando no pertenezca al área donde te habrás de desempeñar? Podemos empezar a contestar esta pregunta si pensamos en la trascendencia de conocer los límites morales a los que el intelecto humano nos  ha permitido llegar.

Y aunque las analogías podrían ser no muy comunes, analicemos por un momento un jardín; seguramente notaremos que aquella enredadera a la que se dejó crecer sin una guía a la cual apegarse, no tuvo el mejor desarrollo; falta armonía en su estructura, carece de forma y resulta nada agradable a la vista. Pues de manera similar, esto sucede con una persona que no es expuesta a la comprensión de un suceso que supera en crueldad a los antes conocidos, ya que si desde niños no se plantea al razonamiento todavía en formación, los principios éticos y morales dentro de los que se han de desarrollar, su desenvolvimiento no será el adecuado, pues el margen de acción y pensamiento al que aspiren, se basará únicamente en experiencias personales y no las que como especie hemos sido capaces de lograr.

Mediante el estudio de la segunda guerra se ha podido observar no un regreso al salvajismo, pues de salvaje tuvo casi nada, pero sí algo a lo que teme cualquier población, es decir, a la idea de “institucionalización del crimen”, pues cuando un Estado ya no sólo observa y tolera acciones que atentan contra la dignidad humana, sino que las regula, ¿qué podemos esperar entonces del respeto a las normas más básicas de la convivencia entre iguales? Claro es, que éstas no existían en la práctica más que para una minoría racial cuyos estándares imponía la misma sociedad, respaldada siempre por leyes que exigían su cumplimiento con la advertencia de muerte a quien osara omitirlas.

Ahora, si bien el análisis se centra en un solo hombre al que se le atribuye ser el origen de tal catástrofe, resulta más interesante pensar en lo fácil que le fue a éste manipular a todo un pueblo a placer. Alemania le brindó los medios necesarios para modificar cuanto quiso y lo siguió hasta el final de manera fanática. Pero no fue coincidencia, si es verdad que sus dotes de orador y diplomático ayudaron a Hitler, fueron las circunstancias históricas las que le colocaron en bandeja de plata su llegada al poder.

El rencor, el hambre, la desigualdad y un profundo odio hacia la humillación que el Tratado de Versalles les dejó como legado al finalizar la Gran Guerra, fueron el combustible que movilizó rápidamente a la población, llegado el tan anhelado líder al pueblo germano; y así, se implementaron leyes que permitieron acordar sin más dificultades el ruin destino de millones de personas entre las que se encontraban niños, mujeres, hombres y ancianos por igual. El pueblo judío se encontraba en la cima de los perseguidos y acompañados de otras culturas (gitanos, testigos de Jehová, entre otros) se vieron gradualmente reducidos a una mancha en la historia de Alemania que había que exterminar.

Y de aquí parten conceptos nuevos como el “genocidio”; nuevos órdenes internacionales como las “ligas de naciones” y lo de mayor relevancia a nuestro entender; el selectivismo cultural como fuente de superación racial continua y la metódica que permite su perfecta implementación y su respectiva asimilación por el pueblo. Pues si aquello ocurrió en la que siempre será el ombligo cultural y tecnológico del mundo: Alemania,  pueblos aún en desarrollo corren el grave riesgo de caer en las mismas circunstancias, por el simple desconocimiento de la propia historia. Hoy en día, ya está pasando a “menor” escala, la ignorancia es ahora el arma más poderosa con la que cuentan estos líderes; y así, aparecerán y caerán nuevos, pero el progreso y el constante crecimiento ideológico de nuestra raza marcarán el destino de cada uno de éstos… para bien y para mal.

Sin duda alguna, éste será siempre un tema presente en la mente de la humanidad y su discusión estará abierta a nuevas e interesantes interpretaciones, pues citando tan sólo una de tantas frases, encontramos una que impacta por sí misma…

“Haber dado el paso al frente y haber permanecido íntegros, salvo excepcionales casos explicables por la humana debilidad, es lo que nos ha hecho fuertes. Ésta es una gloriosa página de nuestra historia que jamás había sido escrita y que no volverá a escribirse. La orden de solucionar el problema judío es la más terrible orden que una organización podía jamás recibir. Sabemos muy bien que lo que de vosotros esperamos es algo sobrehumano, esperamos que seáis sobrehumanamente inhumanos”, Heinrich Himmle. 

Como en todos los ámbitos de nuestra vida, sorprende pensar que la posibilidad de generar un cambio, y en este caso la de evitar una nueva catástrofe, comienza desde nosotros mismos. Son pequeñas las acciones que repercuten en gran medida al entorno que nos rodea, pero aún más grande es la satisfacción de saber que si bien nuestros ascendientes hilaron la más cínica prueba de la crueldad como peldaño de crecimiento, está en nuestras posibilidades moldear a mano los cimientos de una inquebrantable sociedad moral.



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