lunes, 13 de abril de 2015

Aprendiendo más sobre…

Cómo administrar el dinero



Para saber administrar y recortar los gastos innecesarios de nuestro presupuesto, es importante primero calcular cuál es nuestro ingreso total, así como los gastos totales. Para ello será necesario examinar recibos -servicios, despensa, tarjetas de crédito- incluyendo los bimestrales –agua, gas, luz-. También hay que hacer un seguimiento durante un mes, en el que incluyamos las pequeñas compras o gastos que llegamos a hacer durante el día, tales como golosinas, café y propinas.

Una vez que tengamos esa información, podemos concentrar nuestra atención en comenzar a recortar algunos gastos y hacer ajustes que nos ahorrarán mucho dinero, pues hoy en día es importante aprender a hacerlo con la finalidad de que a mediano o largo plazo podamos tener recursos suficientes para adquirir desde unas vacaciones muy completas, hasta artículos o productos deseados.

Para empezar a realizar el cálculo de nuestros gastos, necesitaremos un cuaderno y una pluma para, mientras aprendemos a organizarnos, ir apuntando todos nuestros egresos. Parece complicado, pero va a ser la manera más sencilla y práctica para darnos cuenta de en qué podemos ahorrar y en qué no. En esta libreta hay que anotarlo TODO: desde la renta (si la pagamos nosotros), hasta el café que compramos en las famosas tienditas de abastecimiento que se encuentran en cada esquina.

Sólo así podremos hacer conciencia de nuestros gastos, pues a todos nos ha pasado eso de creer que aún nos queda dinero en la cuenta y de golpe ya sólo tienes 60 pesos, y ni siquiera podemos sacarlo del cajero. A parte nos asombramos viendo la cuenta una y otra vez, pensando “¡pero si no he gastado en nada!”. Y es que la suma de pequeños “nadas” (el refresco, la bolsa de papas, el paquete de chicles) hacen un total de menos un montón de dinero.

En nuestra libreta, los gastos los vamos a clasificar en:

Fijos. Cada mes tenemos una serie de gastos de los que no podemos desentendernos o rebajarlos: el costo del transporte, material escolar, gasolina, renta, luz, agua, internet, etc. Lo único bueno que tienen estos gastos es que son predecibles, por lo que, cuando a principio de mes veamos que tenemos nuestro dinero recién depositado en el banco, ya sabemos exactamente lo que tenemos que restar a esa cantidad antes de que nos creamos millonarios por un día y decidamos comprarnos el último celular de moda.

Estos gastos los vamos a poner en una sección llamada gastos fijos en nuestro cuaderno de cuentas. Cada mes tendremos que anotar la cantidad con la que lo iniciamos (el dinero total) e ir restando todos los pagos que hacemos para saber exactamente con cuánto contamos.

Variables. Es imprescindible pagar la comida, el teléfono o el transporte, pero son gastos en los que sí podemos ahorrarnos algo: haciendo más trayectos caminando o usando transporte para destinos cortos, comprar productos de marca económica en vez de los que anuncian en televisión y podemos usar menos el celular o buscar un contrato que se adapte mejor al real uso que le damos.

Todos estos gastos también deben anotarse en su sección correspondiente, de tal manera que sepamos exactamente cuánto hemos gastado en ellos y podamos hacer previsiones fiables para meses posteriores.

Superfluos. Llevar un orden de estos gastos, requiere que seamos objetivos y nos enfoquemos en lo que realmente se necesita contra lo que deseamos, pues lo segundo generalmente bloquea nuestras necesidades básica y a la larga deja experiencias desagradables.

Todos necesitamos ocio de vez en cuando: salir a comer, ir a la tiendita por frituras y golosinas (gastos hormiga), hasta comprar caprichos como el celular de moda o la televisión con pantalla extra grande, y sería genial que cada mes tuviéramos muchísimo dinero para poder hacer lo que queramos, pero si hacemos todo lo que nos apetece, luego no podremos pagar la renta o la comida. Por lo tanto, son los únicos gastos de los que podemos prescindir si nos vemos apurados o si no hemos cubierto los gastos más importantes.

De hecho, la trampa de los gastos “hormiga” es que no nos damos cuenta de lo mucho que invertimos en ellos: al ser poco dinero y de forma espaciada, no percibimos lo mucho que hemos gastado hasta que ya es demasiado tarde. Para evitar eso, hay que prestar especial atención a cuánto invertimos mensualmente en nuestro ocio y anotarlo sin falta en el cuaderno.

Éste es un ejemplo de los famosos "gastos hormiga", proporcionado por la "Conduguía"

Tras hacer todo lo que aquí hemos mencionado, en poco tiempo tomaremos conciencia de lo que tenemos y de lo que necesitamos, y podremos administrar sin problemas nuestro dinero -ya sea si el ingreso es por parte de los padres o porque ya tenemos un empleo-, con la finalidad de nunca más tener que sufrir la horrible sensación de que nos sobra mes al final del sueldo.

Y ante todo, no olvides que el ahorro es nuestra principal fuente de inversión, ya que trae consigo la libertad financiera que nos va a permitir adquirir todo aquello que necesitemos o que nos propongamos a corto, mediano o largo plazo.


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