lunes, 30 de marzo de 2015

La entrevista laboral

El lenguaje corporal y algunos consejos más…

La entrevista laboral es un paso dentro de un proceso de selección para cubrir un puesto vacante en una empresa. Es el momento más importante, al que sólo acceden los candidatos con posibilidades de ser incorporados al puesto vacante, aunque la entrevista por sí sola no garantiza que sean los candidatos finalmente elegidos.

Durante la audiencia con el entrevistador, se lleva a cabo un diálogo con preguntas y respuestas en el que, tanto el reclutador como el entrevistado, intentarán resolver sus dudas: el entrevistador se intentará asegurar de que el candidato es el idóneo para el puesto vacante y el candidato de que el empleo le conviene e interesa.

Es en esta etapa donde se requiere dar prioridad al lenguaje corporal, aquello que se transmite por medio de gestos, movimientos o posturas y de esta manera se expresan sentimientos en relación con la persona con la que se está interactuando. El lenguaje corporal analiza las emociones que se generan mediante la expresión facial, el movimiento de ojos, piernas, manos, pies y el cuerpo en general.



El tono de Voz. Hablar titubeante revela inseguridad y demuestra que no se domina el tema del que se está hablando. Si el tono de voz es demasiado bajo, hará parecer timidez ante el entrevistador y un tono excesivamente alto sugerirá una personalidad agresiva. Lo recomendable es tratar de utilizar un tono de voz moderado, que se pueda escuchar con claridad, eso denotará seguridad ante el interlocutor.

La Sonrisa. Mostrar sonrisas discretas y sinceras durante la conversación, transmite confianza y buena disposición para dialogar. No es correcto sonreír demasiado frecuente o demostrar sonrisas forzadas. Por ello es importante observarse y practicar diferentes sonrisas frente al espejo.

La Mirada. Una ausencia de contacto visual da la impresión de aislamiento o no mirar a una persona puede sugerir que no se simpatiza con ella. En una entrevista de trabajo, se debe mirar a los ojos del entrevistador, pensar positivo y mantener la confianza, ya que con la mirada trasmitimos el estado de ánimo. Por el contrario, no es correcto mirar de manera desafiante, ya que el entrevistador puede llegar a sentirse intimidado.

Las Manos. Son herramientas que refuerzan la comunicación. En una entrevista de trabajo es necesario tener siempre las manos a la vista del entrevistador y evitar moverlas en exceso. Los dedos entrelazados indican una postura hostil o de frustración, por ello es recomendable no hacerlo. Hay que prestar atención al cuidado de las manos, lucirlas cuidadas, uñas limpias, evitar morderlas o tenerlas excesivamente largas.

En general, dentro de los detalles corporales que se tienen que cuidar durante una entrevista son los gestos, no mascar chicle, no morderse las uñas o tocarse excesivamente el cabello, no poner los codos encima de la mesa del entrevistador, ni cruzar los brazos (da la apariencia de estar a la defensiva), no acudir con gafas oscuras, comprobar nuestra apariencia e imagen evitando ropa llamativa, presentarse bien vestido, limpio, peinado discreto; en el caso de los hombres, bien afeitados, y de las mujeres, maquillaje sencillo.

La mayoría de las empresas suele realizar entrevistas para conocer personalmente a los candidatos que desean incorporarse a su empresa y valorar directamente si son aptos o no para desarrollar el puesto vacante. Por ello, es importante también tomar en cuenta los siguientes consejos para superar exitosamente esta etapa.

Antes de la entrevista
Investigar y conocer todo lo que se pueda respecto a la empresa. Estudiar las aptitudes, la experiencia y la formación profesional que vas a exponerle al entrevistador. Llevar el currículum (con excelente redacción y ortografía) y conocerlo perfectamente, debido a que se basarán en lo que ahí se describa. Realizar una lista de nuestros puntos débiles y preparar argumentos para defenderlos. Si agendan la citan por escrito, lo correcto es llamar para confirmar la asistencia, no presentarse acompañado de otra persona y llegar a tiempo (5 minutos antes). Es muy importante prepararse para la entrevista, pues el reclutador lo hará también.

Durante la entrevista
Las primeras impresiones son de gran importancia. Muchos empresarios consideran que tras haber visto entrar por la puerta a un candidato, observar la forma de dar la mano y sentarse, son capaces de decidir sobre su valía.

Por lo tanto, hay que tomar en cuenta que se debe saludar al entrevistador con una fórmula convencional: Buenas tardes Licenciado Ortiz. Sentarse derecho, no al borde de la silla (denota inseguridad), ni plácidamente (falta de respeto). Saludar con un apretón de manos firme y sonriendo, mirándolo a los ojos. No sentarse hasta que él lo indique. No tutearlo aunque sea una persona joven. Estar atento a la conversación, no interrumpir y evitar los nervios.

Al contestar las preguntas del entrevistador, se debe responder clara, brevemente y con honestidad. Si preguntan sobre el desarrollo profesional, hay que enfatizar la formación, experiencia y resultado de los trabajos desempeñados. No emplear palabras rebuscadas, ni responder con evasivas, dudas o monosílabos. Evitar usar expresiones tajantes "siempre, nunca" o utilizar muletillas "o sea", "este", "bueno"... Hay que mostrar entusiasmo por el trabajo, pero sin parecer desesperado. No hablar mal de las empresas en las que se ha trabajado y no negarse a responder preguntas. En lo posible, preguntar respecto a las actividades del puesto o de la empresa.

Después de la entrevista
El seleccionador dará la entrevista por terminada y responderá cualquier duda. Probablemente proporcionará información sobre lo que pasará después de la entrevista (si llamará para dar una respuesta). En ocasiones, como continuación a la entrevista, el reclutador solicitará realizar ciertas pruebas psicométricas. Al despedirnos, lo correcto es agradecer el tiempo dedicado y estrechar la mano con firmeza.

Concluida la cita, lo mejor es hacer un análisis de los resultados, así como anotar puntos fuertes y débiles, lo cual servirá para próximas entrevistas.

Últimas recomendaciones sobre lo que se valora positiva y negativamente en una entrevista personal…

Se valora positivamente:
Ser desenvuelto.
Ser tolerante al exceso de trabajo.
Ser agradable.
Ser tolerante a la tensión.
La capacidad de organización y planificación.
La capacidad para resolver problemas y situaciones.
Tener iniciativa.
Tener confianza en uno mismo.
Capacidad de adaptación.
Mostrar interés por el empleo.
Mostrar una actitud positiva y de entusiasmo.
Buen estilo en la conversación.
Apariencia de madurez.

Se valora negativamente:
Ser pasivo e indiferente.
Tener una preparación muy por encima o por debajo del nivel que se exige.
Prestar poca atención.
Ser problemático, conflictivo.
Tener una apariencia descuidada.
Tener aires de arrogancia o excesiva confianza.
Presentar nerviosismo, ansiedad, evadirse.
Estar a la defensiva.
Interesarse más por el sueldo que por el trabajo.
Dificultad para comunicarse.
Motivación poco clara ante el puesto.
Dogmatizar, responder agresivamente.


Como pudimos observar, en un proceso de selección es importante no sólo dar una buena imagen, sino ser muy cuidadoso antes, durante y al final de la entrevista. Por lo tanto, es indispensable tomar en cuenta todo lo ya mencionado si queremos tener éxito en cada entrevista laboral.


martes, 17 de marzo de 2015

La importancia de saber…

¿Qué es el mobbing?


El profesor Heinz Leymann -doctor en Psicología del Trabajo y profesor de la Universidad de Estocolmo-, fue el primero en definir este término durante un Congreso sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo en el año 1990:

"Situación en la que una persona ejerce una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente y durante un tiempo prolongado sobre otra persona o personas en el lugar de trabajo con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que finalmente esa persona o personas acaben abandonando el lugar de trabajo".

Aunque el concepto es relativamente reciente el fenómeno, en sí, fue estudiado por el etólogo Konrad Lorenz porque observó el comportamiento de determinadas especies animales constatando que en ciertos casos los individuos más débiles del grupo se coaligaban para atacar a otro más fuerte. Para definir esta situación se utilizó el verbo inglés “to mob” que se define como atacar con violencia. Una publicación de 1976, relacionada con el mobbing en el mundo laboral, hacía referencia al Trabajador hostigado (Brodsky, 1976). En este libro, por primera vez, se estudiaron casos de Mobbing.

El caldo de cultivo del mobbing, aunque no hay sitio estándar, sí que se aprecia en los estudios realizados que aparece con más frecuencia en empresas grandes, con más de 50 empleados y muy especialmente en universidades y hospitales. Las razones de que se produzca en los centros de enseñanza superior podrían ser porque para acceder a puestos de responsabilidad y poder el proceso está sometido a votación personal.

El inicio del acoso suele empezar de forma anodina, como un cambio repentino de una relación que hasta el momento se consideraba neutral o positiva. Suele coincidir con algún momento de tensión en la empresa como modificaciones organizativas, tecnológicas o políticas. La persona que sufre el mobbing comienza a ser criticada por la forma de realizar su trabajo, que por otro lado, hasta el momento era bien visto. Al principio, las personas acosadas no quieren sentirse ofendidas y no se toman en serio las indirectas o vejaciones. No obstante, la situación resulta extraña para la víctima porque no entiende lo que está pasando y tiene dificultad para organizar conceptualmente su defensa.

El profesor Leymann realizó un inventario, en el que aparecen 45 actividades típicas de mobbing que se pueden dividir en cinco apartados: Limitar la comunicación. Limitar el contacto social. Desprestigiar su persona ante sus compañeros. Desprestigiar y desacreditar su capacidad profesional y laboral. Comprometer la salud.

Las consecuencias de esta situación no sólo afectan al individuo, sino que la tendencia al aislamiento que experimenta, la falta de comunicación y la conflictividad repercute también en su entorno familiar y social. El rendimiento laboral se resiente y la interrelación con los compañeros empeora. También puede suceder que aumente la accidentalidad porque el trabajador no se concentra en las tareas laborales, lo que puede provocar que pierda el empleo.

Tipos de Mobbing

El acoso laboral es un fenómeno del que nadie puede estar a salvo. Puede aparecer en cualquier nivel jerárquico y afectar tanto a hombres como mujeres. La mayoría de los autores coinciden en diferenciar tres tipos de mobbing:

1. Mobbing ascendente
Este tipo de mobbing es el que ejercen uno o varios subordinados sobre aquella persona que ostenta un rango jerárquico superior en la organización.

Normalmente suele producirse cuando alguien exterior a la empresa se incorpora a ella con un rango laboral superior. Sus métodos no son aceptados por los trabajadores que se encuentran bajo su dirección y suele suceder porque un trabajador quería obtener ese puesto y no lo ha conseguido.

También puede darse otra modalidad en la que el trabajador es ascendido a un puesto de responsabilidad, en virtud del cual, se le otorga la capacidad de organizar y dirigir a sus antiguos compañeros.

La situación se complica si no se ha consultado, previamente, el ascenso al resto de trabajadores y, éstos, no se muestran de acuerdo con la elección, o si el nuevo responsable no marca unos objetivos claros dentro del departamento generando intromisiones en las funciones de alguno o algunos de sus componente.

Se puede desencadenar este fenómeno hacia aquellos jefes que se muestran arrogantes en el trato y muestran comportamientos autoritarios hacia sus inferiores.

2. Mobbing horizontal
En este tipo de mobbing un grupo de trabajadores se constituye como un individuo y actúa como un bloque con el fin de conseguir un único objetivo. En este supuesto un trabajador(a) se ve acosado(a) por un compañero con el mismo nivel jerárquico, aunque es posible que si bien no oficialmente, tenga una posición "de facto" superior.

El ataque se puede dar por problemas personales o bien, porque algunos de los miembros del grupo sencillamente no acepta las pautas de funcionamiento tácitamente o expresamente aceptadas por el resto.

Otra circunstancia que da lugar a este comportamiento es la existencia de personas física o psíquicamente débiles o distintas, y estas diferencias son explotadas por los demás simplemente para mitigar el aburrimiento.

3. Mobbing descendente
Suele ser la situación más habitual. La persona que ejerce el poder lo hace a través de desprecios, falsas acusaciones e incluso insultos que pretende minar el ámbito psicológico del trabajador acosado para destacar frente a sus subordinados, para mantener su posición en la jerarquía laboral o simplemente se trata de una estrategia empresarial cuyo objetivo es deshacerse del empleado forzando el abandono "voluntario" de una personal determinada sin proceder a su despido legal, ya que sin motivo acarrearía un coste económico para la empresa.

Fases del Mobbing

Establecer una secuencia fija de comportamientos que desembocan en el acoso laboral es complicado debido a las diferentes peculiaridades que en cada caso pueden presentar los acosadores, las víctimas y el entorno en el que se desarrolla el conflicto, así como el modelo de organización en el que se desarrolla.


Lo más complicado del acoso moral en el trabajo es detectar cuándo comienza y porqué. Hay que tener claro que el mobbing es intencional. Hablamos de una pauta que sigue una persona concreta, normalmente el jefe o un compañero con poder dentro de la empresa.

El acoso hacia una persona se manifiesta de diversas maneras:
1. Manipulación de la comunicación: no informando a la persona sobre su trabajo, no dirigiéndole la palabra, no haciéndole caso, amenazándole, criticándole tanto con relación a temas laborales como de su vida privada.
2. Manipulación de la reputación: comentarios injuriosos, ridiculizándole o burlándose de él/ella, propagando comentarios negativos acerca de su persona o la formulación repetida de críticas en su contra.
3. Manipulación del trabajo: proporcionándole trabajos en exceso, monótonos, repetitivos, o bien, sin ninguna utilidad, así como trabajos que están por encima o por debajo de su nivel de cualificación.

Leymann a partir de sus experiencias (diagnosticó más de 1.300 casos) desarrolló cuatro fases que se dan habitualmente en estos procesos: fase de conflicto, fase de estigmatización, fase de intervención desde la empresa y fase de marginación o exclusión de la vida laboral.

Otros autores consideran que esta secuencia consta de cinco estadíos, señalando la fase de seducción como el primer paso del mobbing. Nosotros aceptaremos esta teoría por considerarla más completa. Nos encontramos así con:

Fase de Seducción
Es una fase crucial, sin ella no se puede producir el acoso. El acosador se gana a su víctima a través de diferentes acciones pero aún no ha utilizado su potencial violento. En muchas ocasiones no se centra sólo en engatusar a su víctima, sino que se puede centrar, también, en su entorno social y familiar. El objetivo es descubrir las debilidades de la futura víctima para luego atacarle donde más le duele. Puede ser arrebatarle algo que le pertenece (amigos, puesto de trabajo, popularidad...).

Fase de Conflicto
En las empresas e instituciones públicas es normal que aparezcan conflictos entre el personal porque pueden tener intereses diferentes y objetivos contrapuestos. Como consecuencia de esto surgen roces, fricciones personales, diferencias de opinión... que pueden solventarse de manera positiva, a través del diálogo, o por el contrario, puede ser el principio de un problema más profundo que tiene posibilidades de estigmatizarse y es aquí cuando surge el acoso.

A veces la fase entre el problema y el caso se produce en muy corto periodo de tiempo y estos dos procesos se pueden solapar. La consecuencia es el hostigamiento. Los expertos definen el mobbing a partir de esta fase. La causa del conflicto en ocasiones puede estar creado artificialmente por el instigador como excusa para hostigar a la víctima.

Fase de Estigmatización
El acosador, en este periodo, pone en práctica toda la estrategia del acoso utilizando sistemáticamente y durante un tiempo prolongado, una serie de comportamientos perversos para ridiculizar y apartar socialmente a la víctima. Es la parte más fuerte. El acosador busca apoyo entre los demás compañeros desacreditando al damnificado e incluso utilizando estrategias que implican represalias para los colegas que no le apoyen.

La víctima se siente culpable y se puede llegar a preguntar qué es lo que hace mal. Niega las evidencias ante la pasividad, rechazo o ignorancia del resto del grupo al que pertenece. Es una fase muy duradera y acaba por minar la moral del acosado. Si la víctima no cuenta el problema a sus compañeros o no habla con el acosador para aclarar la situación se pasa a la siguiente fase.
A pesar de que estas conductas tienen formas de expresión muy variadas, presentamos a continuación algunas de las más habituales:

a) Ataque a la víctima a través de medidas organizacionales.
  • Designar los trabajos peores o más degradantes.
  • Designar trabajos innecesarios, monótonos o repetitivos.
  • Designar tareas por debajo de sus cualificaciones o habilidades.
  • No asignar ningún tipo de trabajo.
  • Exceso de trabajo (presión injustificada o establecer plazos imposibles de cumplir).
  • Tácticas de desestabilización: cambios de puesto sin previo aviso, intentos persistentes de desmoralizar o retirar ámbitos de responsabilidad sin justificación.
b) Aislamiento social.
  • Restringir las posibilidades de comunicación por parte del superior o de los compañeros.
  • Traslado a un puesto de trabajo aislado.
  • Ignorar a la persona o no dirigirle la palabra.
c) Ataques a la vida privada de la persona.
  • Críticas constantes a la vida privada.
  • Terror a través de llamadas telefónicas.
  • Atribución de fallos psicológicos y de falsas enfermedades.
  • Burlarse de algún defecto personal.
  • Imitar los gestos o la voz de la víctima.
  • Ataques a las actitudes y creencias políticas y/o religiosas.
d) Violencia física.
  • Acoso o violencia sexual.
  • Amenazas de violencia física.
  • Maltrato físico.
e) Agresiones verbales.
  • Gritar o insultar.
  • Críticas permanentes al trabajo de las personas.
  • Amenazas verbales.
f) Difusión de rumores falsos o difamación de la persona.

Consecuencias del Mobbing

El acoso psicológico puede considerarse como una forma característica de estrés laboral, con la particularidad de que no se da por causas directamente relacionadas con el desempeño del trabajo o con su organización, sino que tiene que ver, tal y como señala Heinz Leymann, con un "temor psicológico en el trabajo que implica una comunicación hostil y amoral, dirigida sistemáticamente por uno o varias personas, casi siempre contra otra que se siente acorralada en una posición débil y a la defensiva.


No tiene las mismas consecuencias ni provoca las mismas reacciones en todas las personas, debido fundamentalmente a que las diferencias entre las habilidades, capacidades y recursos para afrontarlas pueden ser muy distintas; no obstante, sus consecuencias son devastadoras en la mayor parte de los casos.

Para la víctima el mobbing se manifiesta, ante todo, a través de problemas de salud relacionados con la somatización de la tensión nerviosa. La persona afectada puede presentar diversas manifestaciones de patologías psicosomáticas desde dolores y trastornos funcionales hasta trastornos orgánicos: palpitaciones, temblores, desmayos, dificultades respiratorias, gastritis y trastornos digestivos, pesadillas, sueño interrumpido, dificultad para conciliar el sueño, dolores de cabeza y/o de espalda, entre las dolencias más frecuentes.

La víctima del mobbing no se puede creer lo que está sucediendo. Supone una cortapisa importante a la hora de organizar su defensa, pues, ante esta negación de la realidad no repara en la existencia del problema y, por lo tanto, se hace imposible la identificación.

La sintomatología que presenta la víctima del acoso es muy diversa. Las principales alteraciones psicológicas que presenta el acosado son: Dificultades de concentración y memoria; Irritabilidad; Sentimiento de amenaza; Alteraciones del sueño; Somatizaciones múltiples; Miedo acentuado y continuo; Ansiedad; Disminución de la autoestima; Miedo al fracaso; Reacciones paranoicas.

Además, la persona afectada por el mobbing para disminuir su ansiedad puede desarrollar diferentes conductas adictivas (tabaquismo, alcoholismo, toxicomanías...). La excesiva duración o intensidad de la situación de mobbing puede dar lugar a patologías más graves o agravar patologías ya existentes, pudiéndose desarrollar cuadros depresivos graves e incluso tendencias suicidas.

Las consecuencias de esta práctica afectan no sólo de manera negativa a la persona que la sufre, y a su entorno laboral y social sino también a la empresa en la que trabaja. La persona afectada padece daños en su salud física y psicológica con la consiguiente repercusión sobre el rendimiento laboral e incidencia en la siniestralidad laboral. En este sentido, las consecuencias para la empresa son importantes.

Maneras de enfrentar el mobbing

1. Identificar el abuso. Un compañero o compañera de trabajo que frecuentemente te critica, te excluye de reuniones importantes, te oculta información, difunde chismes o rumores sobre tu persona o se adjudica créditos por tu trabajo puede estar haciendo mobbing en tu contra.

En general el propósito principal de estas actitudes será desplazarte o dejarte ‘fuera de la jugada’ y obtener beneficios para su persona.

El primer paso para detener este tipo de conductas es analizar fríamente cómo es el comportamiento de esta persona ¿se comporta así con otros colegas o sólo contigo? ¿es persistente en sus conductas o son eventuales? ¿realmente afecta tu trabajo o simplemente es incómodo?

Es de vital importancia evaluar la situación para identificar si la persona que nos molesta tiene claras intenciones de perjudicar nuestro trabajo o solo es una persona conflictiva que incomoda a otros compañeros, en este caso ignorar y evitar a la persona puede ser la mejor estrategia. Sin embargo, si su conducta realmente está repercutiendo en nuestro desempeño es necesario actuar al respecto.

2. Confrontarlo. Mientras más profesional sea nuestra actitud en la oficina, podremos manejar nuestras relaciones laborales con mejores resultados. Es importante evitar ponernos emocionales y ponerle un límite al abusador conservando el control.

No te conviertas en un blanco fácil, cuando una persona malintencionada busca perjudicar tu trabajo es importante que expreses abiertamente que no te agradan sus actitudes. Por ejemplo, si una persona hace comentarios agresivos frente a otras personas es apropiado frenarlo con un “Me parece que el tono de tu comentario no es apropiado”.

No ignores el abuso ni lo dejes pasar, actúa con inteligencia, domina la emoción y expresa firmeza. Sé fuerte y demuéstrale a esa persona que no te agrada su actitud y que no vas a permitirla.

3. Denunciar. Lo más apropiado cuando una situación de mobbing se está saliendo de control o está mermando tu desempeño es comunicarlo con tu jefe inmediato o departamento de recursos humanos.

Es importante que lleves argumentos sólidos y evidencias de que el trato con esta persona está afectando tu trabajo. Nuevamente evita que te domine la emoción al expresar tu descontento, recuerda que eres una persona adulta, capaz de comportarse de manera profesional.

Mientras más racional y controlada sea tu denuncia será más fácil ser escuchado por la empresa y demandar una solución.

Si la persona que nos molesta es nuestro superior el primer paso es buscar el diálogo y hablarle de las conductas que nos incomodan, es necesario ser profesional y hablar con claridad. Si la situación no mejora, otra alternativa es buscar apoyo con el departamento de Recursos Humanos, solicitar un cambio de área e incluso buscar nuevas oportunidades laborales.

La batalla contra el abuso laboral apenas está siendo abordada en nuestro país, poco a poco surgen iniciativas de las empresas e instituciones gubernamentales para crear espacios para la denuncia e imponer sanciones.

Recuerda que cuando somos agredidos es muy importante proteger nuestra integridad y actuar lo más pronto posible.









Información tomada del portal Universia.

martes, 10 de marzo de 2015

INTERNET:

Nuevas Lecturas, Nuevas Escrituras

Por la Profesora Avril Nuche.
Doctorado en Neurociencias del Comportamiento
Facultad de Psicología UNAM, Hospital General de México.
Docente del Sistema Ejecutivo y Escolarizado en Universidad Humanitas, 
de la materia Procesos Biológicos Básicos.


Bien entrados en la segunda década del siglo XXI la Internet es un fenómeno social que ha permeado en casi todos los aspectos de la humanidad. En este siglo, las redes sociales han sido medios de comunicación e interacción tan real y efectiva que han logrado tirar dictaduras y logrado cambiar el curso de los procesos electorales en varios países, incluyendo el nuestro. La información en nuestra época fluye a raudales con tanta velocidad que tal vez ni siquiera seamos capaces de seguirla por completo. Todas estas nuevas formas de interacción y comunicación no solamente han permeado en lo político, lo social o lo científico, sino que también han llegado a invadir nuestros procesos psicológicos y cognitivos, logrando cambiar nuestro concepto de distancia, presencia, ausencia, y por supuesto, nuestro concepto del tiempo.

Nuestro cerebro se adapta rápidamente a los cambios, esa es su función principal, ayudarnos a sobrevivir a los cambios del medio ambiente. En este contexto, el cerebro de las personas que utilizan todas estas nuevas formas de comunicación, han tenido que adaptar sobre todo sus procesos de lectura y escritura a las nuevas exigencias del medio virtual.

Las redes sociales, las plataformas de mensajería instantánea, el correo electrónico y los blogs han hecho que el lenguaje escrito se convierta en un sistema de comunicación mucho más vivo, informal y cotidiano, desembarazándolo de la formalidad y dejándolo a expensas de las necesidades inmediatas de comunicación de los hablantes. Las nuevas formas de escritura -y lectura- que se están generando a partir de la necesidad de una comunicación escrita mucho más rápida y asertiva, nos hacen poner atención sobre la manera en la que nuestro cerebro se adapta para leer y escribir.

¿Cómo lee nuestro cerebro?  El modelo de la ruta dual y los sistemas ortográficos.

El lenguaje oral es una cualidad innata que existe en el ser humano hace por lo menos unos 40,000 años. Sabemos que basta con exponer a un niño a una comunidad lingüística para que éste aprenda las reglas de la lengua en la que está inmerso, a diferencia de la lectura y la escritura, que son de los procesos más jóvenes que el ser humano ha desarrollado. Los primeros alfabetos que se conocen datan de hace 3,000 años y a la fecha definitivamente no podemos decir que éste sea un proceso común a todas las culturas y sociedades. Es por esto que nuestro cerebro aún no cuenta con una zona específica y especializada sólo para la lectura, como la tenemos para la vista o el lenguaje oral. La forma en cómo el cerebro se organiza para leer y escribir requiere de muchas estructuras que originalmente se dedican a otra cosa, y que “prestan su servicio” al proceso de la lectura.

Como bien nos dice el Dr. Josep Artigas, de la universidad de Barcelona, “el cerebro humano es lingüístico, pero no es literario”. Por esto es importante tener en cuenta que el cerebro de un joven o adolescente que tenía contacto con las “letras” hace 3,000 años, no era distinto cualitativamente del que tienen nuestros niños en el colegio. “La pretensión de que todos los individuos deberían ser igualmente hábiles para el aprendizaje de la lectura, tiene el mismo significado que pensar que toda la humanidad actual debería estar bien dotada para la informática o para jugar al golf.” Es por esto que cuando hablamos de la lectura, hablamos de un proceso cognitivo que está en constante cambio y evolución, que se relaciona y depende en gran parte del sistema ortográfico que se quiere decodificar.

Los sistemas ortográficos se pueden entender como un continuo, desde los no alfabéticos conocidos como opacos, hasta los más transparentes, en donde cada grafía corresponde a un sonido de la palabra (fonema), de forma que las palabras pueden pronunciarse perfectamente aunque no se conozca la lengua. Estos sistemas son tan distintos que nuestro cerebro no puede leerlos de la misma forma.

El mejor ejemplo de los sistemas opacos es el del chino, que utiliza grafías o caracteres no alfabéticos compuestos de “pinceladas” que son escritas juntas para representar una palabra. Estos sistemas de escritura también se conocen como ideográficos y se leen a partir de la llamada ruta léxica para la lectura. Esta ruta nos permite acceder al significado directamente desde la grafía, por medio de la asociación directa de la forma escrita o visual con el significado de la palabra, sin pasar por la representación fonológica, es decir, por la palabra.

Para los que no dominamos el chino, lo más cercano es tal vez, cuando leemos las señales de tránsito o los logotipos de marcas ya muy bien conocidas e instaladas en nuestra memoria. Sin embargo, al parecer las grafías del chino sí contienen algo de información sobre la pronunciación de las palabras, aunque según los lectores de esta lengua, es imposible conocer qué componente dentro de una grafía nos da la información fonética y cuál nos da información sobre el significado. Para leer un caracter correctamente, el lector debe conocer la pronunciación de éste como un todo, es decir, se la debe saber “de memoria”. En otras palabras, leer en chino es siempre ir directo de la grafía al significado sin poder dividir en sonidos o en sílabas una palabra. Es por esto que el cerebro de una persona que se considere alfabetizada en esta lengua tiene que poder recordar, por lo menos, unos 3,000 de los aproximadamente 40,000 caracteres que existen.

La segunda ruta que los psicólogos cognitivos han explicado es la ruta fonológica, o fonémica, que como su nombre lo indica nos permite hacer una correspondencia inmediata entre cada signo o letra (grafema) y cada sonido de la lengua (fonema). Esta ruta se puede entender desde el extremo contrario a la léxica, porque más que memorizar, debemos identificar cada grafema y poder hacer la asociación directa con cada fonema que le corresponda, además de utilizar toda nuestra atención y nuestra capacidad para mantener en nuestra memoria de trabajo (que es como la memoria temporal o la memoria RAM de las computadoras) la información de toda las letras y palabras leídas, hasta conformar frases y oraciones que nos vayan haciendo sentido conforme las vamos descifrando.

Los sistemas que utilizan esta ruta son todos los que poseen un alfabeto. Aunque pocos han logrado obtener una correspondencia transparente con su lengua oral, debido a que como bien decía el padre de la lingüística contemporánea, Ferdinand de Saussure: “la lengua evoluciona sin cesar, mientras que la escritura tiende a quedar inmutable”. Esto quiere decir que a lo largo de la historia, los hablantes no han podido modificar los sistemas de escritura tan velozmente como se van modificando sus propias lenguas orales. Casi todas las lenguas europeas tienen correspondencias irregulares entre los grafemas y los fonemas que intentan representar. O mejor dicho, la forma en la que escriben las palabras ha cambiado muy poco desde hace varios siglos. Es por esto que sus lectores tienen que utilizar ambas rutas para poder leer y escribir su lengua, por lo que además de reconocer los fonemas tienen que aprender de memoria la manera en la que deben escribir las palabras, como en el inglés o el francés, por ejemplo.

Existen algunos sistemas alfabéticos que se han intentado regularizar con la lengua oral, como el Hindi o Devanagiri (lengua de origen hindú), el alemán, el holandés, el italiano y el español. Pese a que ninguna de estas lenguas es completamente regular (puesto que todavía resguardan palabras que tienen que ser reconocidas por la vía léxica, como el hecho de los verbos irregulares en el español), todas ellas son consideradas escrituras transparentes. Recientemente se han creado sistemas de escritura para las lenguas que no poseen sistemas originales, mismos que de manera intencional se han diseñado con una correspondencia uno a uno con los sonidos de la lengua, tal es el caso del turco y de los sistemas ortográficos de las lenguas indígenas mesoamericanas como el Maya, el Zapoteco, el Mixe o el Náhuatl. Sin embargo, no todas las lenguas poseen una academia de la lengua que se dedique a “fijar, pulir y dar esplendor”, es por esto que los tipos de sistemas ortográficos son aún tan diversos como las lenguas mismas. De aquí se desprende una idea fundamental en cuanto a los procesos de lectura y escritura: puesto que sabemos que no podemos hablar de ellos como procesos acabados y universales, es importante tener en cuenta que las diferencias que existen entre los sistemas ortográficos de las lenguas y los cambios que surjan en estos, generarán cambios y consecuencias en los procesos cognitivos de los lectores.

La escritura en la era del Internet

Pero cuando hablamos de leer, no hablamos de escribir. El proceso de la escritura es muy parecido, pero no es igual. En la escritura se parte desde una idea que queremos redactar. Redactar no es fácil pues no contamos con la ayuda de los gestos ni de las entonaciones que nos puede dar el lenguaje oral. Para darle el sentido que queremos a nuestro texto, es preciso buscar la forma con sólo palabras y desarrollar una idea de principio a fin. Es ahí donde la ruta fonológica nos sirve mucho pues nos permite escribir palabras que nunca habíamos escrito, que sólo habíamos escuchado e incluso crear palabras nuevas de la misma manera que las creamos en la oralidad. Es decir, que en cuanto se nos ocurra una nueva palabra como: “guglear” o “feisbuquear”, puedo escribirla tan fonéticamente que el significado se entienda a través del sonido, incluso cuando hablo con préstamos del inglés.

Es aquí donde me parece interesante el hecho de que nuestros sistemas de comunicación, cada vez más instantáneos y sobre todo más cotidianos, se basen en la lengua escrita. Independientemente de lo que se escriba, el hecho de escribir de manera cotidiana y para comunicar cualquier situación, hace que la lengua escrita se re signifique. ¿Qué caso tiene escribir dos letras, “q” y “u”, cuando la cantidad de caracteres es crucial, cuando no tengo espacio, cuando me cobran el caracter y cuando me tardo más en escribirlos? Es lógico y más sencillo cambiarlos por uno solo, la “k” que no cambia el significado y que me funciona mejor. En el caso de los franceses, por mencionar un ejemplo, que siempre han tenido tantos problemas para la ortografía, porque como ya decíamos, buena parte tienen que aprenderla de memoria, han decidido que simplemente pueden escribirla como suena (utilizando la conciencia que poseen de cada fonema) y que no les interesa si sigue siendo igualito a como lo escribió Víctor Hugo, les interesa escribir menos, rápido y sobretodo, que el otro les entienda.

La mayor ventaja para los lingüistas e historiadores de los próximos siglos, es que esta vez sí tendrán documentación de cómo la lengua ha ido cambiando y no tendrán que ir por ahí hipotetizando como lo hacen sobre ese eslabón perdido y misterioso del que nadie escribió nunca: el latín vulgar (lengua de la que sólo puede suponerse a través de su origen, el latín culto, que era el único permitido para la escritura, y sus lenguas consecuentes, las lenguas romances). A mi parecer, la escritura fonética aparece como una evolución y una consecuencia obvia ante la necesidad comunicativa de los hablantes y los cambios culturales. Tal como todos los cambios en las lenguas orales a lo largo de la historia. Por eso creo que aún nos falta mucho por ver lo que sucederá con los sistemas de escritura contemporáneos y con la forma en la que los lectores deciden utilizar una ruta u otra para la lectura y la escritura.

Pero el fenómeno no acaba ahí. Porque escribir una carta para solicitar un préstamo al banco siempre empezará y terminará igual, pero lograr la atención de todos (o de algunos por lo menos) en ‘feisbuk’ o en ‘tuiter’, requiere de mucha más astucia. Uno tiene que poder comunicar una idea completa, ser claro, certero y sobretodo, taquillero en tan sólo 140 grafemas. Esto requiere no sólo de ahorrar uno que otro caracter, sino de ser capaz de sintetizar la información y de encontrar las palabras correctas para generar la reacción deseada. Esto no era fácil cuando uno tenía años para escribir una novela. En el ciberespacio, si uno no puede hacerlo en tiempo real, simplemente no pasará nada. Es aquí donde el fenómeno toma tintes literarios, no sólo psicolingüísticos, y es donde todos comenzamos a percatarnos de nuestra capacidad para comunicar sentimientos e ideas sólo con letras, y entre menos mejor. El reto es grande, pero los tuitstars han llegado para demostrar que es todo un arte y nos dan mucho qué pensar sobre cómo es que se puede mantener un personaje, un estilo literario y una audiencia a través de frases cortas, sean o no fruto de la proyección personal o de la creación literaria.

La tuiteratura que básicamente se trata de crear literatura en cada tuit, es un reto a la creatividad humana y al proceso comunicativo. 140 espacios en blanco son muy pocos, pero es lo que hay y que saber aprovecharlos. Los tuits callejeros son un fenómeno interesante, porque nos hacen percatar de hasta dónde está permeando el proceso cognitivo. No se trata de la plataforma o del software que estamos usando, sino de una nueva forma de comunicación que nos permita lanzar ideas, conexas o inconexas, pero muchas veces bajo un mismo estilo y con una intención bien definida. Viéndolo así, no me parece extraña la intención de hacer un libro con una buena compilación de “mis mejores tuits del año”, porque el libro nos da todo ese tiempo que nos hace falta en el ciberespacio para contemplar el estilo y las ideas, como un continuo y desde otra perspectiva.

Aún nos falta mucho por ver y por descubrir, pero que no nos quede duda de que los cambios que surgen en la cultura afectarán de alguna forma nuestros procesos cognitivos e irán dejando huella en nuestro cerebro y éste a su vez, nos adaptará cada vez más a lo que nos exija el ambiente, así que nadie se sorprenda si en el próximo siglo las cartas al banco se terminan con un educado y formal: XOXO J.



-Ardila A., There is not any specific brain area for writing:From cave-paintings to computers. INTERNATIONAL JOURNAL OF PSYCHOLOGY, 2004, 39 (1), 61–67.
-Artigas-Pallarés J., Dislexia: enfermedad, trastorno o algo distinto. REV NEUROL 2009; 48 (Supl 2): S63-S69.
-Galaburda A.M., Cestnick L., Dislexia del desarrollo, REV NEUROL 2003; 36 (Supl 1): S3-S9.
-Saussure F., Curso de Lingüística General. Trad y notas Mauro Armiño, 2ª. Ed. Fontamara, 2010.